Despues de años de esperar una noche como la que tuvimos el 19 de Marzo escapando el finde pudo salir a esquiar en luna llena.
Una luna que en los próximos 400 años no estará tan cerca de la Tierra y por tanto la noche era especial por el tamaño y la luz que iba hacer capaz de reflejar y que en las fotos intente plasmar de la mejor manera posible.
El dia empezó como uno mas de temporada, trabajano en Fuentes de Invierno dando clases y esquiando otro poco. Sobre las 3 decidi alquilarme una raquetas de nieve para poder hacer el trekking por las distintas cumbres de Fuentes de Invierno y San Isidro para después bajarlas esquiando.
La tarde del sábado fue espectacular, con un cielo celeste muy limpio y bastante calor, por lo que decidi hacer tiempo tirado en el baúl del auto (con el porton abierto) leyendo el diario, un libro y escuchando música teniendo de fondo el pico Toneo de 2090 m. Tambien fui preparando el material para la travesia (mochila, esquís, botas, raquetas,frontal, comida y bebida).
Entorno a 8:45 , ya de noche, la niebla empezó a invadir desde el valle el punto de comienzo del trekking (la cafetería de la estación de F.I. 1500m), cosa que hacia peligrar la salida en solitario. Asi y todo arranque con las raquetas confiado en que esas nieblas , como termino siendo, se disiparia para dar lugar a un cielo lleno de estrellas y con una luna como nunca la había visto. Era tanta la claridad que al principio pensé que la luz provenia de la urbanización de San isidro y sus alrededores, pero fue cuando al girar en una curva vi ese circulo perfecto y blanco, encima del Toneo dando una una luz difícil de entender si no se estaba ahí.
Decidi subir hasta el Pico Llomba 1975 m, por la pista de entresierras, para desde ahí continuar por el canto que separa Asturias de Leon hasta llegar al Pico la Loma 2064 m donde me puse los esquís para bajar esquiando la pista del toneo de San Isidro (recién pisada por los pisteros) hasta la cafetería 1680 m
Una vez descansado un poco, ganado fuerzas con la comida y la bebida , me volví a poner las raquetas para hacer el recorrido inverso y terminar bajando las pistas de arandaneras y la llomba hasta volver al punto de partida.
La experiencia de encontrarme solo en la montaña, sin frío, sin viento, con buena nieve y si necesidad de mas luz que la que me ofrecía la luna llena, fue inimaginable.